Acostumbrada a evaluar las vidas de los demás en sus encrucijadas más complejas, Fiona Maye se encuentra de golpe con que su propia existencia no arroja el saldo que desearía: su irreprochable trayectoria como jueza del Tribunal Superior especializada en derecho de familia ha ido arrinconando la idea de formar una propia, y su marido, Jack, acaba de pedirle educadamente que le permita tener, al borde de la sesentena, una primera y última aventura: una de nombre Melanie. Y al mismo tiempo que Jack se va de casa, incapaz de obtener la imposible aprobación que demandaba, a Fiona le encargan el caso de Adam Henry. Que es anormalmente maduro, y encendidamente sensible, y exhibe una belleza a juego con su mente, tan afilada como ingenua, tan preclara como romántica; pero que está, también, enfermo de leucemia. Y que, asumiendo las consecuencias últimas de la fe en que sus padres, testigos de Jehová, lo han criado, ha resuelto rechazar la transfusión que le salvaría la vida. Pero Adam aún no ha cumplido los dieciocho, y su futuro no está en sus manos, sino en las del tribunal que Fiona preside. Y Fiona lo visita en el hospital, y habla con él de poesía, y canta mientras el violín de Adam suena; luego vuelve al juzgado y decide, de acuerdo con la Ley del Menor.
Con lo que ocurre después para ambos compone IanMcEwan, con un oficio que extrae su fuerza de no llamar nunca la atención sobre sí mismo, una pieza de cámara tan depurada y económica como repleta de conflictos y volúmenes; una novela grácil y armoniosa, clásica en el mejor sentido de la palabra, que juega su partida en el terreno genuino de la escritura más indagadora: el de los dilemas éticos y las responsabilidades morales; el de las preguntas difíciles de responder pero imposibles de soslayar. La ley del menor habla del lugar donde justicia y fe se encuentran y se repelen; de las decisiones y sus consecuencias sobre nosotros y los demás; de la búsqueda de sentido, de asideros, y de lo que sucede cuando éstos se nos escapan de las manos: lo hace con la seguridad tranquila de un maestro en la plenitud quintaesenciada de sus facultades.
«Un McEwan veloz y cautivador, que pide ser leído de una sola sentada. Hay pocos escritores con ese dominio de la prosa. La ley del menor está compuesta con tanta habilidad y ejecutada con tanta fluidez que es un placer de principio a fin» (David Sexton, London Evening Standard).
«Está entre las mejores y más conseguidas novelas de McEwan. Es difícil de entender cómo logra combinar tantos temas» (Neal Ascherson, The New York Review of Books).
«Alternativamente tierna, sorprendente y conmovedora. El lector no puede hacer otra cosa que ir pasando las páginas. Pulida y equilibrada» (Anthony Quinn, The Mail on Sunday).
«Con su mezcla de sabiduría arcana, intensidad emocional y, especialmente, su interés por los giros siempre misteriosos del corazón, La ley del menor es otra entrega notable de uno de los mejores escritores vivos» (Ron Charles, The Washington Post).
Ficha Técnica
- Editorial: Anagrama
- N° de Páginas: 216
- Dimensiones: 14 x 22 cms
- Encuadernación: Tapa Blanda
- Año Publicación: 2015
- Idioma: Español